martes, 17 de abril de 2007
...Hoy volví a recordarte...
Hoy volví a recordarte como hace tiempo no lo hacía… a recordar como aprendí a aceptarte sabiendo que no debía. Recordé tantas cosas, claro, hay mucho que recordar, el tiempo no pasa en vano. Por algo pasan las cosas, todo sirve para aprender… todo lo que hago es tratar de aprender… deseo poder ver la realidad, pero todos los que dicen estar, en verdad no están…lo que he aprendido es a decir “adiós”, acostumbrada a las despedidas y ahora no es la excepción… la diferencia está en que esta despedida debe ser de corazón, no es una despedida física… nunca seremos nosotros, al final siempre somos tú, ellos, aquellos y yo, porque las diferencias así lo quieren, si bien somos libres, libres en todo lo que hacemos, pensamos y decimos, parte de mí no quiere liberarse de esta aventura que finalmente sólo es una pausa en el capítulo de esta gran obra llamada “vida”. Que dramático se lee, pero ya está terminando, todo esto debe terminar, poco a poco he ido tomando conciencia de lo que me han dicho esos pocos que en realidad están, esas palabras que en un principio fueron pluma en el viento, ahora tienen peso, un peso enorme que me hace caer, tropiezo otra vez y lo peor es que lo hago con el mismo escalón que me hizo retroceder, que frenó mi marcha por un momento impidiendo tomar la velocidad necesaria para superar obstáculos. Al igual que en ese minuto, me encontré con mi mejor amigo, ese amigo que siempre está pero que pocas veces recordamos porque casi es como el pañuelo que acompaña en los momentos de llanto, ese amigo misterioso pero sincero, que siempre dice lo justo en el momento preciso….mi amigo el silencio, el mismo que en esos tiempos me ayudó a tomar con calma las cosas, ahora me vuelve a tomar en sus brazos, y vuelve para recordarme que todo cae por su propio peso, al final cuando actúas de corazón y “trabajando con la verdad” (César al mando jejeje), nada tiene por qué salir mal, los momentos difíciles son los que más enseñan, y se repiten una y otra vez hasta que aprendemos a superarlos… hoy esto me hace mucho sentido, vuelvo a vivir la misma situación… cuántas veces van con esta? Ah sí, es la tercera, demonios! La tercera es la vencida dicen por ahí… espero que así sea… y es por esto que te recuerdo, y es por esto que repaso cada momento, cada palabra entregada y las respuestas recibidas, cada gesto, todos los detalles que me ayudan a reconocer que en realidad las cosas no andan bien, debe producirse un cambio… la verdad es que DEBO producir un cambio…
La última vez te sentí diferente, me besaste distinto…quizás sea el último beso… tenía sabor a despedida…lo cierto es que en otra situación un “adiós” sería doloroso… en este caso no… sólo me detengo a agradecer todo lo que me enseñaste y pido que la próxima persona que caiga rendida ante tus encantos, no tenga que aprender de esta manera tan dura.
¿Recuerdas ese día en que entregué todo lo que tenía mi mente y mi corazón?... ese momento que tanto me costó, ese minuto en que logré desarmar mis nudos, derribar paredes y mostrarme tal cual me sentía?... claro, no tardaste en realizar tu gran escena… no podías soportar que alguien más disfrutara del protagonismo… pues en ese minuto te odié, en ese minuto quise desaparecer y alejarme de todo el mundo… ahora lo recuerdo y me entristece recordarlo, porque entiendo lo difícil que debe ser para ti luchar contra tu gran defecto… reconocer que no eres capaz de hacer feliz a nadie y por eso intentas siempre compensar tu debilidad reuniendo a una y otra persona, siempre a escondidas, nunca dando la cara, endulzando tus palabras, adornando los espacios con detalles que sólo tú logras…detalles que sólo a ti te resultan tan adorables… lamentablemente son fantasías…que como todas, desaparecen y sólo queda el vacío con el que comenzaste a construir esos momentos.
También pensaba en la vez en que te pregunté qué lograbas…qué te queda después de todos los esfuerzos que haces y luego de que encuentras a otra persona que llene parte de tus espacios vacíos… obviamente, te costó muchísimo responder, pero yo ya sabía cuál era esa respuesta… te quedas con la soledad… ese es tu gran trofeo… luchas contra tus propios demonios… pero al final siempre llegas a lo mismo… es un círculo vicioso…ya aprendí a conocerte, a aceptarte… incluso a quererte… pero sobretodo, a compadecerte… por qué, te preguntarás… es fácil, porque a pesar de todo, de la tristeza que puedo sentir, de la rabia que me puede invadir… jamás estoy sola… me acompañan mis amigos, me acompaña mi familia, me acompaña el corazón…eso que en tus actos, jamás está presente…el corazón, los sentimientos verdaderos… en ti todo es impulsos, todo es saciar necesidades momentáneas… por eso sigo aquí, por eso me atrevo a escribirte, porque te acepté con el corazón… y pese a todo… te deseo lo mejor…
Hoy volví a recordarte, como hace tiempo no lo hacía… a recordar como aprendí a aceptarte aunque no debía… hoy volví a recordarte…mi querida traición.
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